La mediana edad a menudo se asocia con sensación de pérdida. Pérdida de juventud, de fuerza, de oportunidades. En realidad se pierden algunas cosas, sí, pero se ganan otras.
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Las ventajas de la mediana edad
Aunque la sociedad se empeñe en etiquetar a las personas de una cierta edad de prescindibles, con solo un poco de reflexión, no es tan difícil darse cuenta de las enormes ventajas de tener 40, 50 ó 60 años (lo que hoy se puede considerar mediana edad, debido a una mayor esperanza de vida).
No eres tan inexperto como a tus veinte y tienes todavía todas las facultades para disfrutar de la vida, aunque sea con arruguitas en la cara y el cuerpo algo desgastado, pero aún bello y si nos hemos cuidado un poco y gozamos de buena salud, en pleno funcionamiento.
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¿A qué me refiero? Mira, estas son algunas de las maravillas de haber llegado a la mediana edad (esta semana cumplo 45 años) que se me han ocurrido esta mañana mientras disfrutaba el café del desayuno:
- Lo que piensan los demás ya no tiene un peso específico en tus decisiones. Sí, bienvenido al grupo de “Me importa un pito lo que digan los demás”. Ya te has graduado en experiencias de la vida. Empezarán a consultarte a ti, te has convertido en referente.
- Este despertar conlleva una mayor naturalidad a la hora de vestir y elegir tu look. Lo que vale es aquello con lo que te sientes más cómodo. Ya no hay modas que valgan. En todo caso, tú dictas tu propio estilo y eso te hace más sexy.
- Sí, sexy. Las ventajas del sexo en la mediana edad son abrumadoras. Justo ahora sabes qué te gusta y cómo te gusta. También has aprendido cómo complacer al otro. Te has convertido en un gurú del sexo y, si eres mujer, ya no tienes que preocuparte por quedar embarazada.
Si eres hombre, ¿sabías que, hace unos años, el “New Scientist” publicó un artículo sobre el efecto beneficioso de la actividad sexual a partir de los 50 y su acción preventiva en el desarrollo del cáncer de próstata? Según este prestigioso medio, la eyaculación frecuente ayuda a limpiar de sustancias cancerígenas los conductos del aparato sexual. Es decir, ya tienes un argumento científico para seguir disfrutando.
Mi teoría del vaso medio lleno
Es cierto, también perdemos algunas cosas con la mediana edad, pero podemos aplicar mi teoría del vaso medio lleno (total, la pérdida es pérdida, hay que buscarle algo positivo):
- Perdemos oído: mejor, así no escuchamos tanta estupidez.
- Perdemos vista: cierto, tenemos que usar gafas para leer y para navegar en Internet porque hace rato que venimos luchando contra la presbicia. Pero las gafas pueden ser muy atractivas. Sácatelas lentamente con una mirada directa y lasciva hacia tu pareja y comprobarás que los 50 son irresistibles.
- Perdemos autocastigo. Eso es lo más importante. Por fin aprendemos a valorarnos. Agotados de intentar encajar en determinados moldes, llega el momento de congratularnos por nuestros logros. Hemos superado muchos obstáculos. Somos más fuertes de lo que jamás imaginamos.
Nada, pues a disfrutar del poder de la mediana edad, que ¡ya era hora!
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