Solía bromear con que tenía un estómago de hierro. No tenía alergias ni había comidas que me cayeran mal.
Todo esto pese a haber sufrido un grave trastorno alimentario en mi juventud.
Me sentía afortunada porque creía no tener secuelas. Pero estaba equivocada.
Los estudios que quizás salvaron mi vida
Hace un año me enteré de que tenía hernia de hiato (esto sucede cuando una parte del estómago sobresale por el hiato, la apertura en el diafragma que separa la cavidad torácica del abdomen).
Mi difunta abuelita también tenía hernia de hiato, así que quizás lo heredé.
Me descubrieron la hernia, y también esofagitis, gracias a una endoscopia.
Me la realizaron junto a una colonoscopia, la cual detectó divertículos (sacos que se forman en el tracto digestivo) y, en el colon, un largo pólipo con displasia extrema (precanceroso) que extrajeron durante el procedimiento.
Este descubrimiento me ayudó a lidiar con los síntomas que ahora sé que son por el colon irritable o síndrome de intestino irritable.
Después de todo, fueron estos síntomas los que me llevaron a realizar una batería de estudios que quizás salvaron mi vida, ya que los pólipos precancerosos y cancerosos colorrectales usualmente son asintomáticos.
El gastroenterólogo me dijo que, si no me hubieran descubierto el pólipo, hubiéramos hablado de cáncer y sus posibles tratamientos.
Aunque me recomendó hacer una resección de colon, visité a un especialista de Cleveland Clinic en Weston, Florida, que me dijo que tal vez no necesitara cirugía.
Al final, no la necesité. El resto del pólipo lo extirparon también mediante una colonoscopia.
Ahora bromeo diciendo que tengo un doctorado en colonoscopias (hasta ahora me he hecho cuatro y pronto me haré otra) e incluso grabé un video contando mi experiencia para ayudar a otras personas a perderle el miedo a este procedimiento.
Mis síntomas de síndrome de colon irritable
Entonces, ¿cuáles fueron los síntomas que me llevaron a detectar todo lo que conté antes?
Hace unos dos años, comencé a tener episodios de estreñimiento severo (tan severo que no respondía a los laxantes), hinchazón, gases e indigestión, seguidos de episodios de diarrea explosiva y todo lo anterior también.
Me dejaba agotada física y emocionalmente. Me costaba estar de buen humor, ser productiva, viajar…
Lo peor es que no parecía estar relacionado con ninguna comida en particular. Llegó un momento en que me daba miedo comer por si me sentaba mal.
Nunca olvidaré lo mal que me encontraba el día que comencé mi formación para ser profesora de yoga. Fue en septiembre 2018 y creí que no iba a poder completar mi primera jornada.
Lo logré, claro, pero con mucho malestar. Mi primer retiro de meditación también fue difícil por el mismo motivo.
Cómo superé los síntomas de colon irritable
Un año más tarde puedo decir que casi no tengo síntomas. Tengo algunos episodios cada cierto tiempo, pero no son tan intensos ni tan prolongados.
Lo mejor que pude hacer para controlar los síntomas fue tratar el estrés.
Cuando empecé con las molestias, ya había comenzado a practicar asanas de yoga, pero supongo que mi estómago no estaba tan relajado como el resto de mi cuerpo.
Fueron varios los hábitos que jugaron un papel importante en mi recuperación: meditar, practicar yoga nidra, mindfulness, comer sin distracciones (ni revisar el teléfono ni la computadora, nada), tomar probióticos a diario y encontrar los suplementos de Ayurveda específicos para mi biotipo.
El Ayurveda es un estilo de vida basado en la medicina tradicional de la India y es un complemento del yoga.
Aprendí algunas cosas sobre Ayurveda durante mi curso de formación para ser profesora de yoga y me propuse al menos probarlo.
Hice un test online para averiguar cuál era mi dosha (biotipo) y descubrí que mi dosha es Vata-Kapha (principalmente Vata).
Ahora estoy tomando Shatavari y Triphala Guggulu de Banyan Botanicals (que pagué de mi bolsillo) y realmente me han ayudado muchísimo (esto funciona para mí, tú tendrías que averiguar cuál es tu dosha y probar las hierbas que sean mejor para ti).
Pues ésta es mi experiencia con el colon irritable.
En mi caso, el síndrome de colon irritable apareció tras una etapa difícil de mi vida como madre, por lo que tuve aprender a relajar el intestino y pasé de reaccionar visceralmente al estrés a adoptar una actitud mucho más calmada ante la vida.
Con esto no quiero decir que el estrés sea siempre el detonante de los problemas de intestino ni que es seguro que mejores si aprendes a relajarte. Pero sí creo que puede servirte de ayuda.
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