Una vez escapé de una paliza de la policía por los pelos. Franco, el dictador que había amordazado España durante 36 años, acababa de morir.
Su sucesor, el Rey Juan Carlos de Borbón, hablaba de facilitar la transición hacia una sociedad pluralista, pero la cosa iba despacio.
Luchando por la libertad
Había frecuentes manifestaciones en la calle, exigiendo amnistía para los presos políticos del franquismo y una transición más rápida hacia la democracia.
Tuve la “brillante” idea de asistir a una protesta con zuecos en los pies, que en esa época era el calzado de moda.
Estaba en mitad de las Ramblas, en el centro de Barcelona, con otros cientos de personas.
Empezamos a subir Ramblas arriba, con los brazos enlazados y gritando slogans: “¡Amnistía, Libertad!”
De repente vimos varios coches de la policía que iban a toda velocidad por ambos lados de las Ramblas.
Se detuvieron y docenas de policías, con sus odiados uniformes grises, se lanzaron a la calle, con la porra en la mano y una máscara de plexiglás cubriendo sus facciones.
Salimos corriendo en todas direcciones, entre gritos aterrorizados y el ruido sordo de las porras golpeando metódicamente cabezas y espaldas.
Los pies se me salían de los zuecos y no podía correr. Me detuve un momento, tontamente, a ponerme un zapato, cuando de pronto alguien me agarró del brazo y tiró de mí.
Salí disparada como un cohete.
Era Joan, un amigo de la universidad. Miré atrás un segundo y vi a un policía corriendo hacia nosotros, con la porra levantada, a metro y medio de mi espalda.
De repente me di cuenta de que esto iba muy en serio, no era solamente un momento emocionante de rebeldía juvenil. Con la ayuda de Joan, corrí más rápido de lo que jamás había corrido.
Doblamos una esquina y vimos una puerta abierta en un edificio. Nos lanzamos por ella, y empezamos a subir escalones de dos en dos hasta que llegamos a la terraza.
Desde allí podíamos oler las balas de gas y ver a la policía dando golpes a diestra y siniestra, mientras los estudiantes se desparramaban como moscas cuando tratas de aplastarlas.
Seguí acudiendo a manifestaciones
En los meses siguientes, crecieron en popularidad, llegando a reunir cientos de miles de personas.
En junio de 1977, casi dos años después de la muerte de Franco, España tuvo sus primeras elecciones democráticas en cuatro décadas. Me sentí muy orgullosa de votar en esas elecciones.
Orgullosa de apoyar una democracia que se había ganado con tanto esfuerzo, no tanto nuestro, sino de las generaciones previas que habían sufrido y trabajado desde el exilio, desde la cárcel, desde reuniones políticas clandestinas. Personas que habían dedicado una vida entera a darle voz a todos los ciudadanos.
Por eso considero que votar no es solo un derecho y un privilegio, sino también un deber.
Esa es la razón por la cual me hice ciudadana de los Estados Unidos. Quería votar. Quería unirme a la creciente ola de la comunidad latina, y ayudar a construir su poder político.
Las estadísticas son descorazonadoras. Los milenarios o Millenials forman la mayoría de los latinos que pueden participar en las elecciones. Sin embargo, solamente la mitad se han registrado para votar. De los que se han registrado, solo el 40% vota. ¿Cómo es posible?
La democracia no se puede dar por sentada
Forjamos nuestra democracia con cada elección, cuando vamos a las urnas y expresamos nuestra opinión, cuando escogemos a la candidata o el candidato que mejor refleja nuestra visión de futuro, tanto para nosotros como para nuestros niños.
Estas elecciones pueden tener un impacto enorme en la población latina. Desde la reforma migratoria hasta la educación universitaria gratuita o subvencionada, hay asuntos que pueden abrir o cerrar el camino para que nuestra juventud tenga un futuro mejor.
Incluso si ninguno de los candidatos te encanta, puedes apoyar al que tenga una política más cercana a tus valores personales. Tu voz y tu voto contribuyen a mantener nuestra democracia vital.
Regístrate para votar y anima a otras personas a que lo hagan, compartiendo este enlace. Tu opinión es importante. TÚ eres importante.
Cuéntame: ¿por qué es importante votar para ti?
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Isidra Mencos es escritora y editora. Actualmente está trabajando en su libro de memorias, La conquista del placer, y colaborando con Latino Community Foundation para apoyar su campaña Yo Voy a Votar ¿Y Tú? #yovoyavotar #latinosvotan. Latino Community Foundation (LCF) inspira filantropía, invierte en organizaciones no-lucrativas latinas y une líderes que abogan por el cambio. Para más información sobre LCF visita www.latinocf.org.
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