Quizás hayas notado que tu metabolismo se ha ralentizado y que estás un poco más hinchada, o tal vez tienes algo de sobrepeso y has decidido que es hora de hacer algo al respecto.
Cualquiera que sea el caso, es probable que descubras que adelgazar después en la mediana edad es un poco más difícil.
Aquí comparto contigo unos tips y trucos para arrancar.
Lento y constante
Sé amable con tu cuerpo. Comienza despacio y habla con tu médico sobre tu plan para bajar de peso, en especial si tienes alguna enfermedad preexistente.
Si no has estado activa por un tiempo, esto es de suma importancia. No querrás que tu cuerpo sufra el impacto de cambios demasiado bruscos.
Tus músculos, incluyendo tu corazón, pueden no ser tan resistentes como lo fueron alguna vez, por lo que meterte de lleno en una rutina demasiado ardua, podría tener un impacto negativo en tu cuerpo.
Realizar caminatas cortas algunas veces a la semana es un buen comienzo, y es algo que puedes ir incrementando lentamente en tiempo e intensidad a medida que te vayas acostumbrando.
Sólo asegúrate de ir avanzando y dar un paso más cada vez que sientas que estás cómoda, o correrás el riesgo de estancarte.
Considera buscar un entrenador
Un entrenador personal puede ayudarte a diseñar una rutina de ejercicios y una dieta enfocadas en perder peso, que a la vez se amolde a tus necesidades y contribuya a que alcances los mejores resultados.
Incluso si te ejercitas con un entrenador por un período corto de tiempo, el conocimiento que adquieras será una base sólida para conseguir tus metas a largo plazo.
Además, un entrenador puede darte tips útiles sobre dieta y alimentación.
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Revisa tus hormonas
Si últimamente no te has hecho un análisis de sangre para revisar tus niveles hormonales, este es el mejor momento para hacerlo.
Algunos desequilibrios hormonales pueden afectar tu capacidad para perder peso, así que si has estado haciendo mucho ejercicio físico y no ves cambios, los resultados de tu examen de sangre pueden ser la clave para descubrir problemas subyacentes.
La dieta importa
Dicen que una pérdida de peso exitosa depende en un 80% de la alimentación y solo un 20% del ejercicio. Esto significa que si tu rutina alimentaria es un desastre, es hora de hacer ajustes.
No puedes esperar obtener resultados si no estás dispuesta a dejar de lado las patatas fritas, el helado, los pastelillos y los refrescos.
Una vez que te hayas deshecho de la comida chatarra, todavía tendrás que regular el tamaño de las porciones; aumentar el consumo de frutas y verduras, de carnes magras y proteínas vegetales; y beber mucha agua.
Desestresarse
Para algunas personas, es absolutamente imposible perder peso cuando están viviendo épocas de mucho estrés.
Padres ancianos, planes de jubilación y tantas otras cosas te pueden estar causando demasiada preocupación y frenando tus posibilidades de adelgazar.
Intenta hacer algo para dominar ese estrés.
Meditar, orar, practicar yoga, tomarte unas mini-vacaciones, pasar tiempo de calidad con amigos y gente querida son grandes formas de empezar a relajarte y centrarte en las cosas positivas de tu vida y no en lo negativo.
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