Los errores tipográficos ¿aumentan con la edad?

Los duendes y la tipografía

Los errores tipográficos son la pesadilla de todos los autores, de todos los que escribimos.

Pueden fácilmente convertirnos en el hazmerreir de la comunidad cultural y avergonzarnos y acabar siendo la mofa y diversión de nuestros detractores.

Un error en un artículo serio puede acabar arruinando nuestra reputación. Un cambio de letras en un currículo malogrará un posible empleo que queramos conseguir.

Los errores tipográficos, siempre presentes

No hay libro que esté exento de esta lacra, a pesar de tener mecanismos muy sofisticados tecnológicamente.

Las galeradas se corrigen hasta tres veces, en ocasiones por correctores diferentes que son incapaces de detectar el gazapo que se ríe de ellos en sus barbas y que es obvio una vez impreso el libro.

Se conoce la errata de imprenta como duende, gazapo, errata, mosca, mentira, dedazos, y mochuelo en la jerga de impresores, de los antiguos impresores.

La errata aparece en todas las lenguas. Una palabra aparece por otra. Algunas letras bailan y cambian el sentido de la frase.

Una simple coma puede cambiar el significado de una frase. En castellano los acentos son muy peligrosos.

Ramón Gómez de la Serna definió la errata tipográfica con dos greguerías: 1. “Un microbio de origen desconocido y de picadura irreparable…” 2. “Las erratas son las hermanas de las ratas.”

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Los duendes y la tipografía

Erratas famosas

José Esteban escribió en el 2002 un librito titulado Vituperio (y algún elogio) de la errata que informa de numerosas erratas chuscas, graciosas, como que el libro de Tolstoi La Sonata de Kreutzer acabó publicándose en castellano como La sotana de Kreutzer.

1. Se publicó La feria de los desiertos de Pío Baroja que era en realidad La feria de los discretos.

2. Alejandro Dumas sufrió que publicasen La dama de las camellas en vez de La dama de las camelias.

3. Cuando murió Blasco Ibáñez un periódico explicó que el cuerpo del escritor iba cubierto de una señora, por señera.

4. Otro periódico hizo referencia a todos los errores tipográficos de un libro de Alfonso Reyes diciendo: Acaba de publicar Alfonso Reyes un libro de erratas con algunos versos.

5. A Manuel de Prada le cambiaron su frase sobacos intonsos por sobacos intensos.

6. Roger Colom escribió un artículo sesudo y erudito titulado El “Pero”, estudio lingüístico que apareció impreso como El “Pedo”, estudio lingüístico.”

7. Al poeta Manuel Altolaguirre le cambiaron el verso Yo siento un fuego atroz que me devora por el más interesante Yo siento un fuego atrás que me devora.

8. Un crítico literario dedicó sus artículos sobre estética de vanguardia a la Condesa de X, diciendo: Cuyo exquisito gusto conocemos bien todos… pero el duende de la imprenta cambió gusto por busto.

9. “La señora Marquesa se durmió y el señor Marqués, después de darle un beso en la frente, salió de putillas.” En realidad el señor marqués salió de “puntillas.”

10. “Se necesita secretaria con ingles.” Inglés, no ingles.

11. Disfunción eréctil acaba como “defunción eréctil.”

12. “Uñas esculpidas” aparece a veces como “uñas escupidas.”

13. “El finado era “sucio” fundador de la empresa familiar…”

14. “Condenan a 8 de los 3 acusados…”

15. “Muere cosido a puñaladas por una gorra en un concierto.”

Errores tipográficos, esa plaga indomable

Mi amigo erudito Abraham Madroñal publicó una selección de artículos del sabio español Emilio Cotarelo pero se deslizó “Cotalelo” en la portada.

Seguramente alguien creyó que don Emilio era un “lelo.” Cuando le comenté el error se puso pálido.

El 30 de agosto, falleció el Dr. Oliver Sacks y he decidido releer su libro The Man who Mistook his Wife for a Hat, El hombre que confundió a su mujer por un sombrero.

Y en la versión original que he comprado en Internet, tanto el prologuista Will Self, como el Dr. Sacks, citan al padre de la medicina moderna William Osler como Osier, una y otra vez.

Escribir Osier, por Osler, una vez, es posible… ¿pero varias? ¿Nadie se ha dado cuenta? El caso es que Internet está plagado del error: Osier por Osler. Compruébenlo.

Con los nuevos procesadores de texto han aumentado las posibilidades de cometer errores tipográficos y gramaticales. ¿No críe usted?

Delfín Carbonell

Delfín Carbonell is a graduate of Duquesne University and the University of Pittsburgh. He holds a Ph.D. in Philology from Madrid and has authored 35 books in both English and Spanish, published by McGraw-Hill, Barron’s, Larousse, Anaya and Serbal. He has taught at Pitt, F&M, Scranton and Murray St. University.

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