Decía Gabriel Celaya que “la poesía es un arma cargada de futuro”. Yo añadiría que, además, nos confiere identidad.
De alguna manera, elegir un poema y convertirlo en lema para nuestra vida nos identifica, nos distingue, nos une a tal o cual corriente de pensamiento, nos muestra el mundo y, por qué no, nos adorna como el mejor de los complementos.
La poesía nos confiere identidad
Y es que, no cabe duda, una buena estrofa dice tanto de nosotros como nuestro perfume preferido, la crema que nos ponemos en el cuerpo, el pañuelo que lucimos al cuello o los bonitos zapatos que calzamos.
Conozco personas muy de Gioconda Belli. También muy de Alberti. Nos son pocas las lorquianas o las que han escogido a Neruda como su bandera. Sin olvidar a Benedetti, claro.
En los últimos años, el poeta uruguayo Mario Benedetti se ha ganado la admiración de multitud de lectores que han hecho de algunos de sus poemas auténticos mantras, hasta el punto de convertir la poesía en algo accesible y de gran divulgación.
¿Y tú? ¿Tienes un poeta preferido?
¿Has escogido tu poesía?
¿Hay algún verso que te acompaña allí donde vas?
Quizás sea una pequeña poesía con la que vives desde la niñez o puede que sea de algún poeta que has descubierto últimamente.
En cualquiera de los casos, estoy seguro de que te define y completa.
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Poner una poesía en tu vida nunca estará de más
Y es que, ya elijas versos de Álvaro Mutis, Jean Cocteau, Gabriela Mistral o Ida Vitale, de Alfonsina Storni o de Machado, de los mencionados antes o de cualquiera de tantas plumas como podemos encontrar, estoy convencido de que poner una poesía en tu vida nunca estará de más.
Una poesía no pesa, no ocupa, no consume.
Recuerda, no pasa de moda.
Tener una poesía como poesía de cabecera es un lujo para el que no se precisa tarjeta de crédito.
No caduca ni se pudre. Al contrario, es ligera, portátil y siempre, siempre, sumará.
No te abrirá puertas, pero te hará sentir bien.
No cotizará en bolsa, pero te verás con la fortuna de compartir un pedacito de creación.
La poesía embellece, enaltece y relaja; divierte, cultiva y trasciende.
Pon una poesía en tu vida
Pon poesía, por supuesto; es decir, pon sensibilidad, militancia, alegría, compromiso. La poesía, en genérico, es una actitud ante el paso de los años.
Pero, por si eso fuera poco, pon una poesía concreta, con título y autor.
Apréndetela, recítala, repítetela frente al espejo y verás cómo sonríes, compártela entre tus cercanos y comprobarás cuánta gente hay que también tiene una poesía en su vida.
Dicen de mí que, aunque novelista, soy poeta. Dicen que no sé vivir sin poesía y que mi prosa es como es porque la escribe un poeta.
Lo que tengo claro es que siempre me acompaña la poesía en genérico, pero también una poesía en concreto, con título y autor.
Hoy quiero compartirla contigo; es esa que dice “Hagamos un trato”, de Benedetti. ¿La conoces? Estaré encantado de que lo hagas.
Mientras, piensa… ¿has elegido ya tu poesía?
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