Aquí estoy, a la vuelta de los 50 y con la vida patas para arriba. Sí, todo eso para que lo trabajé tantos años se desvaneció en tres meses.
Tenía tres trabajos y se esfumaron en mayo, junio y julio. Cuando cayó el primero, pensé… “Tengo dos más, no pasa nada”.
Cuando recibí la segunda llamada, 30 días después, para decirme que me adoraban pero que había recorte de presupuesto… me bajó un poco la presión, debo confesarlo, pero calculé que aún podía vivir con un solo sueldo y seguí adelante.
Cuando mi jefe me comunicó que mi tercer empleo quedaba congelado hasta que terminara una reforma y después se vería qué pasaba… ahí caí en pánico.
Durante un par de días anduve medio descolocada.
¿Qué iba a hacer ahora?
Y entonces decidí cambiar de rumbo. Así como lo oyes. Consulté con mi esposo y, hombro a hombro, decidimos invertir nuestros ahorros en construir un resort de descanso en un paraíso natural.
Era un paso arriesgado, mucha inversión y mucha esperanza, pero, con las ganas de hacer algo nuevo y fresco… comenzó a tomar forma.
¿Qué sabía yo de resorts? Lo que sabe cualquier usuario, pero también me di cuenta de que tantos años de profesión me había agudizado el instinto de saber qué quieren los demás, qué necesitan, qué desean.
Por eso supe, desde el primer instante, que mi corazón no se equivocaba.
Lee también: 7 Reflexiones para subir tu autoestima después de los 50
Ahora mis días transcurren con más tiempo fuera de Internet y más horas cerca de las tiendas de construcción.
Paso muchos ratos al sol viendo crecer nuestro sueño y fotografiando cada suspiro de la cultura de mi nuevo país.
Como amo lo que hago, abriré un nuevo blog para compartir con el resto del mundo la historia de esta mujer que, llegando a los 50 volvió a empezar.
Claro que no soy la única. Otras, antes que yo, han dado un salto vertiginoso cuando ya nadie apostaba por ello y son mi inspiración. Como es el caso de la creadora de este medio, Viva Fifty.
La cosa es que sí se puede
Nunca es demasiado tarde para volver a empezar y cambiar la historia de tu vida, que solo terminará cuando dejes de despertar deseando que el nuevo día te traiga algo nuevo.
Bueno… y no se trata de esperar solamente, hay que poner todo, alma, cuerpo y mente. Lo que sí tienes como ventaja es la experiencia.
Entonces… ¿para qué eres buena? Pues no lo dudes, haz algo para ti misma e intenta que te deje vivir de ello. Te aseguro que, después del primer susto, vas a ser mucho más feliz.
Además, ¿qué puedes perder? Es hora. Si tu vida te da limones, haz limonada… o un cóctel de limón, que es mucho mejor.
Yo puedo. Tú puedes. Te lo aseguro.
Leave a Reply