La adolescencia es una época difícil, y nuestra responsabilidad como padres y abuelos es encontrar maneras de ayudar a nuestros adolescentes.
Evitemos pensar que los jóvenes no pueden sufrir estrés porque no tienen los problemas y responsabilidades de los adultos.
Ellos también tienen preocupaciones y cosas que les producen ansiedad.
Algunos de los síntomas del estrés en los adolescentes son dolores de cabeza, aislamiento, bajo rendimiento escolar, poco apetito y pesadillas.
Es importante hablar con ellos a menudo, durante la cena o en el auto y enseñarles a manejar el estrés.
A continuación compartimos contigo algunos tips para ayudar a que tus hijos o nietos se sientan mejor. Claro que estos consejos no son médicos. Lo mejor es siempre consultar con un especialista.
Usar técnicas de relajación
Hay varias posibles. Una es la relajación progresiva, que consiste en tensar y relajar los músculos, para que el adolescente distinga entre el estado de tensión y el relax.
Otra opción es simplemente cerrar los ojos unos minutos y concentrarse solo en la respiración.
También hay meditaciones guiadas con audio que ayudan a ir relajando cada parte del cuerpo al ritmo de la respiración.
Practicar deporte
Es un hecho que el ejercicio físico tiene múltiples beneficios, entre ellos reducir el estrés y la ansiedad.
Ayuda a que los adolescentes socialicen, se concentren en algo divertido y sin demasiadas exigencias (para relajarlos, la idea es que no lo hagan como algo competitivo).
Además de mejorar su salud física, el deporte contribuye a que duerman mejor, se relajen y ganen confianza en sí mismos.
Hablar de sus sentimientos
Como padres y abuelos, es importante mantener diálogo fluido con nuestros hijos y nietos respectivamente, para saber qué les pasa, qué les gusta y qué los molesta.
Hay que hacerlos sentir cómodos, para que, en vez de tenernos miedo, confíen en nosotros.
Si nos cuentan sus problemas, más fácil será ayudarlos. Eso sí, no hay que presionarlos ni acusarlos, si no, será peor.
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Escribir acerca de lo que les pasa
Si no pueden o no quieren hablar de lo que lo estresa, una manera efectiva de descargar tensiones es escribir.
Anima a tu hijo o nieto a volcar en un cuaderno cómo se siente, qué pasa por su cabeza, y qué lo agobia. Que ponga ahí todo lo que siente, dejándose llevar.
Esto lo ayudará a sentirse más liviano.
Realizar actividades artísticas
Otra forma de relajarse es a través del arte.
Baile, canto, música, dibujo o manualidades (depende qué le guste a tu hijo o nieto) son actividades con doble función.
Por un lado, el joven se relaja haciendo algo de su agrado; y por el otro, le sirve como forma de expresión para canalizar sus angustias.
Buscar soluciones
La segunda parte de hablar de lo que le provoca estrés es tratar de buscar en familia una solución al problema.
Por ejemplo, si tu hija o nieta se siente presionada por los entrenamientos deportivos en la escuela, quizá sea mejor encontrar una alternativa más pausada, como practicar yoga o senderismo en su tiempo libre.
Evitar presionarlos
El entorno importa. Como familia tenemos que colaborar a solucionar su estrés y no provocarle más.
Esto no significa consentirlos de más, sino más bien no sobreexigirles, hacerles sentir que no están solos y recordarles que cometer errores no es el fin del mundo.
Recuerda también que a veces los adolescentes hacen más caso a los abuelos que a los padres porque los ven como un remanso de paz en lugar de la persona que los disciplina. ¡Aprovecha eso si eres abuela!
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