Sin negar que viajar en compañía puede ser una grata experiencia, vamos a reivindicar las ventajas de viajar solo.
Porque, ¿sabes qué?
Es una verdadera aventura.
Quizás estés dudando de hacer un viaje porque no tienes con quién ir, ¿pero acaso no es mucho peor no hacerlo?
Quedarse en casa pensando cómo hubiera sido no suena tentador.
Así que aquí te contaré el lado bueno de viajar solo.
Espero animarte a armar las maletas.
Disfrutar un viaje en grupo
Una forma de hacer turismo sola pero acompañada son los tours en grupo.
Quizás quieras compartir la experiencia con alguien y no sentirte desprotegida en una ciudad que no conoces.
En ese caso, averigua en las agencias de turismo porque la mayoría ofrece viajes grupales para personas solas en la mediana edad.
Esto te permitirá también compartir actividades, intercambiar experiencias de vida y conocer gente nueva.
Viajar a tu manera
Si la idea de viajar en contingente no te tienta, entonces no más hay que planificar el viaje solo.
Y, créeme, puede ser maravilloso.
¿Por qué?
¡Eres libre!
Tú eliges el sitio, la rutina, el ritmo, el hotel, las excursiones y hasta la hora a la que se te antoja cenar.
Puedes hacer lo que quieras sin necesidad de adaptarte a un compañero que, quizás, no hubiera tenido tus mismas costumbres.
Eres dueña absoluta de tu viaje.
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Darse gustos
Tienes todo el tiempo para ti y también todo el dinero (poco o mucho, pero todo tuyo).
Si quieres pasar tres horas probándote zapatos, nadie te reclamará. Si quieres escalar o salir a trotar, serás libre de hacerlo.
Viajar de a dos tiene beneficios, pero hacerlo solo también.
Aprovecha tu viaje para hacer lo que tengas ganas, dormir cuantas horas quieras, vivir nuevas experiencias y gastar el dinero como tú decidas.
No tienes que esperar ni complacer a nadie, excepto a ti.
Enfocarse en una misma
Cuando viajamos solos no nos comportamos igual que acompañados, ya que nuestros sentidos están más atentos y debemos valernos ciento por ciento de nosotros mismos.
Esto también hace que se abra una puerta a la introspección, ya que finalmente estamos solos con nuestra alma.
Además de recorrer museos o fotografiar paisajes, todo viaje incluye pausas para un café o para ver un atardecer.
Disfrutar ese tiempo en solitario y en paz, sin interrupciones, es una grata experiencia.
Comer, rezar, amar
¿Has visto la película protagonizada por Julia Roberts?
Sí, es sólo una película (o un libro, el de Elizabeth Gilbert) donde las cosas terminan saliendo bien, pero también es una gran inspiración para animarte a viajar en solitario y descubrir que pueden pasar cosas maravillosas.
Y no te digo con esto que embarcarse en un crucero garantice que te enamores o tu vida cambie, pero sí que viajar solos nos transforma.
Ningún viaje es tan introspectivo como el que se emprende en solitario y es una experiencia que nunca es tarde para vivir.
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